Momentos robados - Fotografías de Fuentes & Fernández

Nota escrita por Ute Neumaier, Buenos Aires, publicada en la revista alemana Tangodanza, Nro. 55, junio 2013.

Javier Fuentes (43) y Nicolás Fernandez (25) son los newcomer de la fotografía tanguera. Sus trabajos tienen un sello muy propio. En un país con inseguridad económica y política, en donde todo puede cambiar radicalmente de un día para otro, dejaron atrás la vida que llevaban y se atrevieron a comenzar de nuevo: se abocaron a la fotografía. Sus fotos cuentan sobre el tango, el teatro, pero también muestran  rostros, lugares y sucesos de la compleja y, en ocasiones, confusa realidad argentina, cuya belleza y absurdidad no podían ni querían dejar de ver.

Cada vez veo más bailarines de tango que fueron retratados por ustedes y generalmente los reconozco enseguida como autores de las fotografías.

Javier: Si, justamente nuestras fotos tangueras se caracterizan por una viveza que hasta ahora no se asociaba con el tango. Entretanto, es justamente eso lo que se convirtió en nuestra marca.

Nico: De las fotos de tango se conocen más bien penumbras, colores matizados, transiciones suaves. Los colores de nuestras fotos son fuertes, las imágenes están inundadas de luz y claridad. E incluso, si son oscuras, es una oscuridad intensa, rodeada de contrastes, que llama la atención.

Sí, pero no solo son los colores. Ustedes muestran al tango de otra forma, muy alejado de la solemnidad habitual.

Javier: Seguramente esto se debe a que nos parece más fascinante lo loco y espontáneo que lo estructurado y serio. Pero también se dio por las personas con las que hicimos las primeras fotos tangueras. Claudio González y Melina Brufman son íconos del mundo del tango de Buenos Aires y a menudo marcan tendencias. Con ellos nos atrevimos, a pesar de todo nuestro respeto por el tango, a abandonar su seriedad y a retratar a los bailarines desde una perspectiva completamente diferente. Y así surgieron fotos poco habituales, con un espíritu más joven, que quizás se corresponden mejor con el tango de la actualidad.

Nico: También con María Ángeles  Caamaño y Bruno Tombari, con Virgina Pandolfi, el coreógrafo Mario Morales y el estilista Walter Delgado surgió algo nuevo. Nos reímos muchísimo durante la sesión fotográfica. Esto no solo se nota en las fotos, sino que también fue el ambiente en el que se forjaron ideas creativas. Y así estas bailarinas y bailarines influyeron en nuestro rumbo, ya que después recibimos muchas consultas.

¿Fue una decisión consciente, la de hacer otra cosa para destacarse?

Javier: No, nunca hicimos un plan, fue un camino intuitivo. Nos adentramos en la singularidad de cada una de las personas, y de ahí surgió algo.

Nico: Cuando tuvimos algunos trabajos, los contemplamos y dijimos: ¡Ajá!, así que este es nuestro estilo. Quizás también seamos un poquito los “antifotógrafos”. Una foto que desde el punto de vista técnico no es buena, porque “hace” cosas que están mal vistas en la fotografía, nosotros la amamos porque dice algo. Las fotos deben contar una historia verosímil, deben mostrar de un vistazo cómo es alguien.

Javier: Pero también hicimos fotos clásicas. Siempre tiene que ver con el tango que baila la pareja y qué es lo que ella desea.

¿Qué otra cosa es importante en el trabajo que hacen ustedes con el tango?

Javier: Queremos ayudar a las bailarinas y a los bailarines a encontrar su propia estética. A menudo dan por sentado que hay una fórmula perfecta para una buena foto tanguera. Pero esa fórmula no existe. Se trata de transmitir la identidad y la esencia de un bailarín. Por eso, antes de la sesión fotográfica debe haber una búsqueda interior que aporte claridad y que luego pueda expresarse en imágenes: ¿Cómo me muestro al mundo mediante una foto? ¿Cómo ‘cuento’ con una imagen mi historia personal con el tango?

Nico: Esto no es fácil. Por eso es tan importante crear una atmósfera agradable, en la que los fotografiados se sientan bien y seguros. Ya nos pasó que las parejas venían peleadas y había una tensión negativa entre ellos. Entonces preferimos solo charlar con ellos, pero no hacer ninguna foto.

No es sencillo dejarse fotografiar. ¿No implica despojarse de las apariencias y mostrarse tal cual se es?

Nico: ¡Sale a la luz todo lo nuestro!  Aquello que nos gusta, pero lamentablemente, también en forma muy notoria aquello que no podemos soportar. Por ese motivo, la química entre ambas partes es más importante que la técnica o la luz. Al principio, incluso nosotros nos poníamos nerviosos cuando fotografiábamos a celebridades del tango. Pero después nos dimos cuenta de que todos compartimos los mismos miedos e inseguridades delante de la cámara y de que somos muy vulnerables.

Javier: Una vez fotografiamos a un payaso que era una personalidad muy segura de sí misma mientras lucía  maquillaje y disfraz. Pero luego, cuando debía mostrarse como ser humano, nada funcionaba. En nuestro trabajo con actores notamos una y otra vez cuán relacionada está la fotografía con la energía y la empatía. Porque tenemos que despertar en ellos sentimientos para poder fotografiar su esencia. A veces debemos generar un ambiente muy triste en el que incluso nosotros quedamos atrapados.

Ustedes no bailan tango, no viven en ese mundo… ¿Cómo fue entonces que llegaron a él?

Javier: Aun cuando no vivo en el mundo del tango, tengo una gran afinidad con él. Es el mundo del porteño, es como nosotros: un poco romántico, excéntrico y barroco. El contacto con el tango lo tuve a través de mi hermana, la bailarina Silvia Fuentes. En un primer momento, ella solo fue nuestra modelo, pero después, sus amigos del ambiente vieron las fotos y también quisieron que los retratáramos.

Nico: De las fotos tangueras me fascina el desafío de captar el movimiento. Eso es lo más difícil, ya que prácticamente hay que ‘congelar’ los momentos.

Javier: En realidad, se trata de robar momentos.

¿Qué quiere decir ‘robar momentos’?

Javier: Significa estar ante algo que no se puede planificar ni influir, y tampoco   ‘apoderarse’ de él. En el teatro o en el baile, nada se puede repetir. Por ejemplo, el show “Tango Argentino”1 se hizo una única vez. Tenés el momento o no lo tenés, es irrecuperable. Ahí se produce mucha adrenalina y presión y nos pone una y otra vez ante situaciones absolutamente imprevisibles.

Nico: Una vez nos invitaron al ensayo general de “Extravaganza” en el teatro Broadway, pero recién al día siguiente debíamos hacer las fotografias. Estábamos felices y pensamos que por una vez íbamos a saber qué era lo que nos esperaba. ¡Ni hablar! Al día siguiente habían cambiado todo.

Ustedes también trabajan en el área del periodismo fotográfico, un ejemplo de ello es el proyecto que presentaron en mayo en el Congreso.

Javier: Sí, nuestra documentación fotográfica “Rostros de un triunfo”2 sobre el proceso que por fin concluyó con la introducción del matrimonio igualitario. Desde hace unos treinta años se lucha en Argentina por esta ley y finalmente, el 30 de julio de 2010, pudo celebrarse el primer matrimonio homosexual.  Cuesta imaginar: ¡el primer país de Latinoamérica y, además, archicatólico! En cualquier caso, fue un primer paso en dirección a más justicia y menos discriminación, que para nosotros significa mucho. Después nos dijeron que con nuestro trabajo habíamos legado un testimonio de la historia argentina.

Nico: El día en que fue promulgada la ley,  estuvimos sobre el escenario  tomando fotografías. ¡Fue un día inolvidable! no lo olvidaré nunca. Nuestra documentación fue declarada proyecto importante para promover y defender los derechos humanos y por eso fue presentado en el Congreso.

Javier: Deliberadamente nos permitimos siempre el lujo de concretar proyectos y fotografiar sucesos sobre los que queremos llamar la atención por motivos políticos y humanitarios. Uno se convierte en observador e intenta contar en imágenes lo que sucede en la realidad y le imprime a lo ocurrido su propio punto de vista

¿Ese fue el único proyecto alejado del arte?

Nico: También estuvo nuestro trabajo sobre la manifestación contra la trata de personas y la prostitución forzada, en diciembre de 2012. El motivo fue la absolución de todos los culpables en el proceso por Marita Verón, secuestrada en el 2002, quien hasta el día de hoy no apareció.

Javier: La prostitución es ilegal en Argentina, pero se la tolera porque es una industria. El caso de Marita representa a todas las mujeres y jóvenes desaparecidas y esclavizadas en el país. En el 2002 fue Marita, pero quizás mañana sea tu sobrina, tu hija… Cuando se dio lectura a la sentencia de los jueces, los relojes en Argentina se detuvieron, porque era simplemente inconcebible. Su madre, con sus esfuerzos, se había convertido en una precursora en la lucha contra la explotación sexual y a través de la Fundación que creó pudieron ser liberadas alrededor de 200 jóvenes. Al parecer, el gobierno apoya a su fundación, pero también hay voces que lo dudan y dicen que es quien permite la prostitución. Una muchacha que no quería declarar, explicó después que uno de los jueces que participó en el proceso judicial había sido una vez su cliente. Ahí ves lo absurdo en nuestro país.

¿Y la documentación sobre la despedida de Néstor Kirchner en la Plaza de Mayo?

Nico: Sí, eso fue Una plaza conmovida. El día de su muerte fuimos a la plaza que ofrecía un cuadro impactante.

Javier: Multitud de personas apretujadas, lágrimas, silencio absoluto, ramos de flores a montones y pancartas con palabras de condolencias para la actual presidenta, Cristina Kirchner. Porque Néstor era muy querido por el pueblo. Veías tanto dolor en los rostros de las personas que habían perdido algo en lo que creían, que habían perdido la esperanza en una Argentina mejor. Nos recordó la despedida de Evita, que solo conocemos por los libros. Independientemente de la convicción política, ese también fue un momento histórico en el que había que estar presente.

Por la fotografía ustedes se atrevieron a dar un paso audaz, ¿no es cierto?

Javier: Sí, se puede decir. Hasta hace cuatro años yo trabajaba en marketing y Nico en un cine. Los dos estudiamos en la Escuela Creativa de Fotografía Andy Goldstein y amamos la fotografía. Pero no nos atrevíamos a verla como un medio para ganar el sustento. Cuando nos conocimos, completamos el pensamiento. Yo ya estaba cerca de los cuarenta y me decía: “Lo que no hagas ahora, no lo harás nunca”. Casi no teníamos ahorros y al principio solíamos fotografiar gratuitamente porque en un primero teníamos que hacernos conocer y ver, si nuestros trabajos gustaban.

Nico: En un determinado momento tuvimos que enfrentar el desafío, también porque cada vez con mayor asiduidad nos ofrecían trabajos y no los podíamos aceptar porque estábamos en relación de dependencia.

Eso realmente suena a una lucha por la subsistencia. ¿Alguna vez pensaron en abandonar?

Nico: Sí. Acabábamos de hacernos independientes, tuvimos un encargo y llenos de entusiasmo llevamos todo nuestro equipo al teatro. Primero yo tuve que resolver algo, luego lo llamaron a Javier por un momento y cuando regresó, todo había desaparecido. ¡Todo!

Javier: ¡Habíamos perdido todo nuestro capital y todos los trabajos que teníamos en la computadora, y con ellos, también la posibilidad de ganar dinero! En ese momento quisimos abandonar y regresar a nuestros antiguos trabajos. Pero las cosas se dieron de otro modo. Nuestro trabajo tiene mucho que ver con las redes sociales y en la desesperación posteamos en Facebook lo que había ocurrido. Fue increíble: De todas partes nos ofrecieron cámaras y equipo y nos dieron todo lo que necesitábamos.

Nico: Porque estábamos a punto de terminar nuestro primer gran proyecto, que de otra manera hubiera fracasado. Pero creyeron en nosotros y dijeron: ¡ustedes deben seguir! Eso nos ayudó a volver a levantarnos y nos dijimos, entonces, lo que hacemos no puede ser tan malo.

Así fue que en un tiempo corto se hicieron de un nombre. A pesar de todo, ¿tienen sueños no cumplidos?

Nico: Cuando todavía estábamos en relación de dependencia, de vez en cuando nos escapábamos y hacíamos un tour fotográfico. Cuando dimos el paso hacia la independencia, nos dijimos: en tres años tendremos nuestro estudio propio y ya no tendremos que trabajar para otros. Y ahora todo eso se hizo realidad.

Javier: Pero sí tenemos un sueño no cumplido: viajar por el mundo con una compañía de tango, mostrar lo que ocurre detrás de los bastidores, la intimidad, lo que ninguno sabe ni ve. Se admira a los bailarines, ellos representan la belleza, la juventud y el arte, pero detrás del telón es muy diferente. Viajan por todo el mundo, pero prácticamente no ven nada de él. Dos presentaciones por día, los siete días de la semana, ¿cuánto tiempo y fuerza queda después?

Nico: Una vez casi resultó. Nos ofrecieron ir con una compañía de tango en su gira europea. ¡Desde París! ¡Allí hay tantos buenos fotógrafos y nos llamaron a nosotros! Lamentablemente no funcionó, en aquel entonces solo teníamos una única cámara.

¿Y cómo continúa?

Nico: Seguiremos robando momentos inolvidables…

Javier: Nos encontramos en un momento crucial, crecemos profesionalmente, pero debemos decidir en qué dirección. Y la realidad del país, la situación económica nos hace dudar, hace imposible planear a largo plazo. Como siempre en Argentina. Pero no importa lo que pase: poder vivir de lo que amamos, no perder nunca el entusiasmo y tampoco tener miedo de cometer errores en el futuro, eso es lo que cuenta para nosotros. También esto: atreverse siempre a dejar la comodidad, pues ella es la enemiga de los sueños.

 1 Nueva versión de febrero de 2001 del show con María Nieves, estrenado en Paris en 1983.

2 Libro de fotografías disponible en las librerías argentinas.