Cochabamba 444 - A milonga with heart and conscience

Nota escrita por Ute Neumaier, Buenos Aires, publicada en la revista alemana Tangodanza, Nro.53, junio 2013.

Adoquines, una calle solitaria que parece abandonada en el centro de San Telmo. La sede de un club a la antigua, el Club General Belgrano. Frente a la puerta, gente joven fumando, riendo, muy lejos de cualquier dictado de la moda o del código de etiqueta de la milonga. Grupos de jóvenes, en un abrazo cerrado, giran animados en la pista de baile. Un sonriente “Feliz Jueves” y ya se es parte del ‘Jueves de Cochabamba’, que por la muerte repentina de la organizadora se convirtió en el ‘Jueves de Ana Postigo’.

La ‘Cocha’ tiene tradición, ya desde un principio fue refugio del tango y testigo de su evolución. Retratos más o menos artísticos, cuadros y trofeos, al igual que fotos muy descoloridas de los grandes del tango de los últimos treinta años, cuentan su historia. Aquí enseñó en los años ochenta el mítico ‘Pepito’ Avellaneda, y en los noventa, Mingo Pugliese con su esposa, Esther. Aquí ensayaron y dieron clase Gustavo Naveira con Olga Besio; después, con Giselle-Anne. Aquí Omar Vega andaba como por su casa y a Eduardo Capussi todavía hoy se le sigue reservando ‘su’ mesa hasta las 23.00. Aquí nacieron las primeras prácticas, que con Ana Postigo († 2011) se convirtieron hace nueve años en una milonga.

La actriz y profesora de tango —cuenta María Valeria Chinnici, la diseñadora gráfica y fotógrafa de la ‘Cocha’— tenía un corazón para los jóvenes, el arte, el tango, y era solidaria con todo aquel al que le fuera peor que a ella. Por eso, su equipo de quince personas, que estaba tan apegado a Ana, sigue manejando la milonga con mucho idealismo y entusiasmo como una cooperativa. “Después que superamos el shock inicial por su muerte, nosotros —sus alumnos, fans y amigos— estuvimos enseguida de acuerdo: Seguimos, ella se lo merece”, relata María.

Desde entonces sigue existiendo este singular espacio milonguero y cada jueves parece una fiesta. En la Cocha no se trata de bailar una tanda sin igual ni de conocer una milonga de altísimo nivel, sino más bien de disfrutar de un ambiente descontracturado. “Quien quiera mostrar sus boleos o lucir sus zapatos dorados, es mejor que vaya a otra parte”, recomienda María lacónicamente.

A pesar de su larga historia, la Cochabamba no es un espacio milonguero tradicional con reglas estrictas y miradas severas de las estrellas de la milonga, que velan sobre la pista. Teniendo presente que semanalmente acuden ochenta a ciento veinte tangueros, si se produce un choque en la pista, (lo que en otras milongas fácilmente se convierte en un drama), aquí se sonríe y se hace la vista gorda. Los llamados habitués tienen también su mesa fija, pero la importancia de un invitado no se manifiesta en la cercanía de su asiento a la pista. A los que asisten a la ‘Cocha’ les gusta compartir con desconocidos las grandes mesas del club y trabar conversación con ellos.

Quien quiera pasar la velada aquí, en el Club Belgrano, debería traer sentido del humor y no molestarse porque los bafles hagan algo de ruido. También tendría que aceptar con tranquilidad un corte de luz. En ese caso, se puede ser testigo de una muestra del talento de improvisación de los argentinos; como hace poco, cuando ‘Andariega’ y Pablo Fraguela tocaron una hora entera en la oscuridad y todos siguieron bailando felices como si nada hubiera pasado. Porque en la Cochabamba se le tributa respeto al arte joven en todas sus formas de expresión, un concierto, una obra teatral corta o una lectura.

María es la DJ. Pone un 80 % de tangos cantados, también algunas piezas inusuales en una milonga, como las de Lidia Borda o Pulice-De Vicenzo. Y en lo que hace a la educación musical, al equipo de la “Cocha” se le ocurrió algo realmente creativo: durante la cortina se muestran carteles anillados en formato A-4 que anuncian  la orquesta, las piezas y los autores de la tanda siguiente.

Pero lo verdaderamente característico de la ‘Cocha’ es el hecho de que es una milonga a la gorra, en la que cada uno paga lo que puede. Así lo quiso Ana, cuyo lema era: “Con una mano en el corazón y la otra en la billetera, así decidís sobre el monto de la contribución”. Porque bailar tango en la Cochabamba es también una cuestión de conciencia.

Todo de un vistazo:

Website:http://www.anapostigo.com.ar
Música: tradicional

Clases: de 21:00 a 22:30, milonga hasta las 2:30 hs.