Niño Bien - Cada loco con su tema

Nota escrita por Ute Neumaier, Buenos Aires, para la revista Tangodanza, Nro. 43, julio 2010

Niño Bien, así se llama un tango del año 1928 y también LA Milonga de los jueves en el centro de Buenos Aires. Luis Calvo, organizador del Niño Bien, eligió el nombre por casualidad y porque le gusta el tango. Su letra no tiene nada que ver. Igual, no podría pegar mejor con el lugar: porque las noches en el Niño Bien son un juego entre ser y aparecer. Quien pasó un par de horas en el Niño Bien encuentra justamente eso: el escenario perfecto para los que les gusta demostrar sus habilidades con todas sus variantes. Aunque sea por una tanda sola, en esta milonga, cada una y cada uno puede ser lo que siempre quiso ser y lo que la vida no le dio: diva, artista, bohemio, milonguero o coyote solitario. Ya sea para mostrarse o solamente por curiosidad…, en el Niño Bien, cada uno puede satisfacer su deseo.

El 2 de abril de 1998, Luis abrió el Niño Bien. Nadie lo conocía, la gente del ambiente se sorprendió preguntándose de donde venía este mocoso que, de repente, quería organizar una milonga. El primer año fue casi exclusivamente gente invitada. Y eso que el musicalizador era nada menos que el rey de los DJ que hoy reside en Italia, Félix Picherna. Pero a Luis nada lo pudo desalentar.

Desde entonces pasaron 12 años, y no hubo ni un jueves en el que Luis no haya estado presente. Su perseverancia dio sus frutos. Hoy en día, el Niño Bien es una de las milongas más famosas y queridas del centro de Buenos Aires. En una sala elegante y llena de luz, circulan bailarines del mundo entero, con más o con menos ductilidad, y se dejan admirar como corresponde. Ya es un hecho que al bailar tango, participan tres: dos que bailan y mínimamente uno que mira. En una noche animada, en el Niño Bien, se apretujan hasta quinientas personas en la misma cantidad de metros cuadrados. A veces la pista está que desborda. En este caso, no hay que ser demasiado sensible y tampoco hay que asustarse en la vorágine por los empujones que se reciben de la masa que baila.

Físicamente el Niño Bien está ubicado en el Centro Región Leonesa, un edificio con fachada neoclásica del año 1940. El Club, anteriormente, fue punto de llegada y nueva patria para los inmigrantes españoles que venían de León y que habían perdido sus raíces. Se sigue discutiendo si el Niño Bien se encuentra en el barrio de San Nicolás o de Constitución. Lo que sí es un hecho, es que en cualquier horario que uno se va de la milonga, no es recomendable dar un paseo por el lugar. Por más que no sería para nada aburrido: travestis, mujeres de la vida y gente en situación de calle, que se ganan unos pesitos, abriendo las puertas del taxi a los tangueros noctámbulos.

El musicalizador es Mario Orlando desde hace 8 años. Lo que pone son los clásicos de tango, vals y milonga –aventuras musicales o exhibiciones en el Niño Bien no se dan–. Y orquestas tocan, sí tocan, tan solo en el marco de eventos especiales. Por ejemplo en abril, cuando el Niño Bien cumple años. Su onceavo cumpleaños fue espectacular: un homenaje a Pupi Castelo y Carlos Gavito, en el que todos los milongueros mostraron su arte y dieron una exhibición.

Luis presta siempre atención a su público, y su equipo de 16 personas le sirve comida fría y caliente hasta la madrugada. Desde octubre hasta febrero, el público se compone de un 60 % de extranjeros y un 40 % de gente local. La edad promedio es alrededor de los 40 años. Y Luis admite que prefiere a los extranjeros, porque tienen mejor cuna que el público nacional, dice.

El Niño Bien no es una milonga tradicional, pero tampoco una milonga moderna, tiene algo de ambas categorías.  Las mujeres están ubicadas con los hombres; y la gente joven, sentada con la gente grande. Quien quiera puede invitar a bailar con cabeceo, lo que en el Niño Bien, por sus buenas condiciones de luz, es más fácil que en otras milongas. Hombres con ganas de bailar, a los que no les gusta este código de la milonga tradicional, pueden permanecer en la barra. Desde ahí empiezan su acecho e invitan a su bailarina preferida directamente en la mesa.

Unos años atrás El Niño Bien era una milonga más tradicional y tenía mejor nivel de baile. Todos los milongueros del centro, de rango y categoría estuvieron presentes noche tras noche. Y ya llegada la madrugada, cuando los pies ya no responden, uno podía regocijarse al mirar las estrellas de tango como Geraldine Rojas, hoy Paludi, bailando con Gavito o Teté. Ese fue siempre el mejor de los shows y sin escenario ninguno. Luis dice que hoy la gente se reparte mejor en las distintas milongas, ya que hay muchas más que antes. Y la gente disfruta más del tango, está más relajada y se divierte más. Moderno o no, en algunos códigos de la milonga tradicional, Luis sigue insistiendo, por ejemplo: que los pies de los bailarines se mantengan en el piso. Pero siempre no se logra y, en algunas oportunidades, Luis tiene que intervenir.

Una de las características del Niño Bien es su cortina inconfundible. Desde hace 12 años, entre tanda y tanda, en el Niño bien se escucha a Juan Manuel Serrat cantando “Cada loco con su tema”, un lema que no se hubiera podido inventar mejor para esta milonga. Noche a noche, en el Niño Bien, se encuentra gente de tango, sus héroes, sus adictos, los artistas de la vida y cada uno puede ser feliz a su manera.

Comentario del autor: Lamentablemente el Niño Bien cerró sus puertas en 2013